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Mensaje por Ainy HellGates 2014-10-16, 8:18 pm

Era una tranquila mañana en la aldea de Kirigakure no Sato, el día lucía un clima frio como hacía normalmente, se podían escuchar la actividad de las personas cuales se encontraban en la calle haciendo sus quehaceres diarios, en cambio yo me encontraba tumbada, reposando mi cuerpo en el cómodo sillón de mi casa, no pensaba moverme de mi lugar bajo ningún concepto ni aunque la villa fuera atacada, me encontraba demasiado perezosa como para poder ponerme a hacer algo productivo. Estar sumergida en la suma tranquilidad era tan relajante, sin ningún indicio a ruidos molestos, ni nadie que me estuviera molestando, bueno, por ahora... Seguramente dentro de algunos minutos Haru, pero es que era demasiadas misiones y al verlo me dieron ganas de recostarme a dormir un rato. Intentaría disfrutar del rato que me quedaba de descanso hasta que la joven hiciera acto de aparición, tener a una ayudante que solamente sabe regañarme es bastante duro y agobiante, además de sumamente agotador.

- Ainy-Sama ¿Como lleva los formularios? - Dijo una persona con una fina voz que se encontraba afuera de la habitación. - Voy a entrar si no le importa. - Mi sentido de peligro hizo que mi cuerpo se moviera automáticamente, intenté ponerme de pie lo más rápido que pude pero tropezando con mi mismísima ropa me caí al suelo pegándome fuertemente en la cabeza. - ¡Auch! Eso dolió bastante... - Dije mientras me levantaba lentamente del suelo, a su vez me sobaba la nuca con cuidado, un poco más y podría haber sido un golpe bastante grave, afortunadamente solo fue una caída un poco estúpida. - ¿Se puede saber qué es lo que estás haciendo? - Tras escuchar la misma voz de hace un rato pero esta vez con un tono sumamente severo mis cabellos se pusieron de punta, poco a poco giré la cabeza hasta que mis ojos se encontraron con los de la persona que se encontraba a mis espaldas, esta trataba de la anteriormente mencionada Haru, supuestamente mi ayudante, la chica me miraba con cara de querer una explicación, era normal después de ver que la montaña de papeles no había disminuido ni lo más mínimo desde hace dos horas, que es exactamente la última vez que la chica abandonó la habitación.

- Emm... Verás, puedo explicarlo... - Mencioné lleno de nervios intentando zafarme de una buena riña, pero no fue lo que conseguí. – Ainy - Sama no se qué hacer con usted, lleva todo el día durmiendo escaqueándose de sus labores diarias, ya se lo repetido cinco veces en lo que llevamos de día, estos formularios son sumamente importantes ya que si no los rellena el plazo del exa... bla, bla... - Una vez más íbamos con la reprimenda de la pequeña mujer, normalmente nunca dejaba que nadie me tratara de esa forma pero este era un caso verdaderamente especial, Haru es considerado por mí como si fuera mi hermano menor ya que se comporta como tal, además fue de las primeras personas que nunca me intentaron evitar por mi forma de ser, por eso siempre la he consentido más que a los demás. - Está bien, está bien, ahora me pongo a trabajar. - Enuncié mientras caminaba perezosamente hacia el escritorio, una vez sentado en este ojee las innumerables hojas y las empecé a rellenar cuidadosamente. Parecía que esta vez la chiquillo se quedaría vigilando hasta que terminara todo el papeleo.

Haru es un joven que más o menos mide 1,65 metros de altura, a pesar de no ser muy alta es sumamente intimidante, al igual que yo siempre anda con el ceño fruncido a todos lados mostrando una cara no muy amigable, su cabello es largo teniéndolo de color castaño al igual que sus ojos, su edad es de 16 años, a pesar de no ser adulto fue elegido como mi ayudante debido a que era una de las pocas personas con las que me llevo bien de la aldea. Su carácter es duro, siendo esta difícil de persuadir y bastante exigente. Pero aún así nos llevamos bastante bien menos en horas de trabajo,  nunca solemos estar de acuerdo mientras hacemos nuestras labores. Normalmente solemos entrenar en el cuartel ANBU en donde siempre hay espacio para un buen combate, las habilidades de la ayudante en combate son sumamente buenas, es de los pocos miembros de la aldea que me pueden dar una buena pelea, eso es comprensible ya que siendo el no hay rival para mí, por lo menos dentro del país de la tierra o eso es lo que creía, a lo mejor viene alguno y me saca del puesto en un abrir y cerrar de ojos. 

Volviendo al tema del trabajo, después de sentarme en el escritorio estuve rellenando cada formulario durante alrededor de tres horas, siempre tardaba más de lo normal en hacer todo el papeleo, además me era sumamente difícil concentrarme cuando hay tanto silencio en la oficina, me había fundido toda la mañana trabajando duramente, había acabado con la cabeza bastante seca, no pensaba volver a tocar una hoja por el día de hoy, el resto de mi estancia sería el descanso, a pesar de ser una joven Ninja próxima a espadachín  soy sumamente floja para todo excepto para el entrenamiento y los combates, pueden pedirme que haga algo, yo lo haré pero quizá dentro de dos o tres días y si me olvido no cumplo. Si no fuera por la chica dura kirigakure estaría echa un desastre, afortunadamente tenía a alguien que me andaba molestando para que cumpliera mi parte con la aldea. Me acerqué al sillón para echarme a seguir reposando durante un rato más pero nuevamente surgió otro inconveniente. Al parecer alguien no me dejaría hacer el vago en paz tan fácilmente como creía.

- Oye ¿Que es lo que te pasa? Ya terminé con lo del escritorio, ahora déjame dormir un rato anda. - Enuncié viendo como Haru se posicionaba en el sillón antes que yo impidiéndome sentarme, parecía que hoy en día no iba a poder parar - No te dejaré, porqué no vas a entrenar un poco, hace días que no haces nada más que dormir. - Dijo replicando mi manera de actuar, realmente el chica tenía toda la razón, mi irresponsabilidad me podía, no hacía mi trabajo y tampoco fortalecía mi cuerpo, creo que en esto si le di la razón. Suspiré abiertamente mientras me sacaba mis ropas  y la ponía encima de la mesa. - Está bien, no me hará mal practicar un poco - Nada más decir esto me dirigí hacia el cuartel ANBU, en donde seguramente ya me estaban esperando ya que posiblemente había planeado todo esto desde el principio, hacerme cumplir con mis tareas para acabar entrenando duramente, no dudaba que la joven era inteligente y previsora. Por ahora solo me centraría en acabar con el combate que me esperaba, que estaba totalmente seguro que sería con el líder de dicho escuadrón.

Salí de la oficina rápidamente con el rumbo puesto al escuadrón ANBU el cual no se encontraba muy lejos del edificio, desafortunadamente mi despacho se encontraba en los pisos superiores del lugar y tendría que bajar una innumerable cantidad de escaleras hasta llegar al piso bajo, tendría que haber elegido un mejor lugar en donde decidir mi lugar de trabajo, pero es que si elegía uno de los pisos inferiores me molestarían los ruidos de la calle y no podría escaquearme a gusto. Aunque a decir verdad nunca me concentraba en el silencio ya que lo veía sumamente relajante y me entraba bastante sueño, en cambio en el ruido podía hacer el papeleo sin que me entrara un ataque de flojera, o de la misma manera Haru me vigilaba hasta que acabara con todo, la chiquillo siempre armaba bastante jaleo cuando se encontraba en mi oficina, no para de molestar hasta que termino con todas mis obligaciones, bueno es de esperarse ya que ese es su deber como mi ayudante, en realidad es más como mi capataz, ella se asegura de que esté cumpliendo adecuadamente.


...

Por el camino me encontré con numerosas personas que se ocupan del mantenimiento del edificio, desde simples encargados de la limpieza hasta fuertes guardias, todos cumpliendo con sus roles preparados para cualquier ocasión, ellos sí que eran personas dispuestas a su trabajo que la pasa todo el día durmiendo, bueno eso estaba a punto de cambiar totalmente, ahora mismo me dirigía hacia el cuartel ANBU en donde me encargaría de entrenar duramente hasta el punto de desfallecer de cansancio, una dura jornada me esperaba y tenía que cumplirla satisfactoriamente. Me apetecía mover un poco el cuerpo, pelear, esforzarme en una contienda y eso es lo que haría, mi rival sería ni más ni menos que el líder del escuadrón, la persona más fuerte del país después de mi claramente. Sus habilidades en combate eran dignas de ser las de un poderoso espadachín , antiguamente solíamos batirnos en duras batallas por ver quién era el más fuerte pero siempre acabábamos exhaustos y nunca decidíamos quien sería el ganador hasta aquella feroz contienda para decidir quién sería el merecedor del puesto de Kiba. 


Flashback

"Era un día sumamente frio en la aldea de Kirigakure, el sol del atardecer alumbraba toda la zona que abarcaba la feroz batalla, con la mayoría de habitantes del poblado haciendo presencia, mirando el acto bélico producido por el combate de dos amigos, por un lado teníamos a Ainek HellGates  , un poderoso shinobi que manipula el elemento madera y por otro teníamos al fuerte Los miembros elegidos se enzarzarían en un gran combate a las afueras del preciado poblado. Con los aldeanos como testigos se hallaría el combate, los dos participantes se encontraban frente a frente, separados por una distancia de 15 metros. La contienda estaba a punto de comenzar pero nadie sabía quién daría el primer paso, los misma defensa de la aldea estaba presente observando el encuentro y protegiendo a los testigos de algún ataque fuera de control. En aquel día se hizo historia en la aldea oculta entre las rocas."

Me encontraba peleando con uno de mis mejores amigos por el puesto de Espadachin , la batalla sería un desmadre total, la expresión de mi oponente lo decía absolutamente todo, la seriedad de nuestras caras mostraban que los dos queríamos ser espadachin , el pueblo se encontraba en un gran suspenso por la determinante pelea, la distancia que abarcaba el campo de combate tenía un diámetro de 300 metros, era comprensible no queríamos que la gente saliera afectada de alguna manera. Haciendo el primer movimiento comencé con una cierta cantidad de sellos de mano para hacer surgir del suelo dos grandes manos que tenían la intención de aprisionar a mi oponente, las extremidades salieron del suelo a una distancia de diez metros del joven y persiguieron  a la Yuki , este lo tendría difícil para esquivarlos ya que mi ataque se encontraba en constante movimiento, los brazos estaban siendo controlados por mí y por mi sello de mano que se mantenía firme. No podía moverme de mi lugar ya que si lo hacía perdería el control de la técnica, esta desventaja podría ser aprovechada por mi enemigo.

Haru quién pudo prever perfectamente mi jutsu creó dos alas echas de papel en su espalda permitiéndole así poder volar perfectamente, su velocidad había aumentado considerablemente y fue esquivando las manos de madera con suma facilidad, por mucho chakra que le pusiera a mi ataque este las seguía superando en velocidad y no podía alcanzarle, apreté fuertemente los dientes al ver que mi ataque no estaba dando resultado, estaba gastando bastante chakra en vano. Por su parte el hombre alado generó alrededor de treinta shurikens de papel que fueron lanzados hacia mí, al parecer este ya se había dado cuenta de la debilidad del elemento madera, tenía que actuar con suma velocidad, no podía permitir que mi oponente se saliera con la suya, estaba pensando en hacer que una pared de madera surgiera del suelo y me protegiera de dichas armas. Después tendría que ponerme serio con todo esto, mi contrincante no era moco de pavo, ahora por el momento ya tenía una estrategia pensada para lo que quedaba de combate.

Las filosas estrellas ninjas eran sumamente rápidas, afortunadamente ya había presenciado esa técnica con anterioridad en uno de nuestros antiguos enfrentamientos. Con velocidad acumulé chakra mientras hacía sellos, seguidamente puse las dos palmas en el suelo levantando así una pared de madera que frenó el avance de los shuriken de papel, las 30 armas habían quedado atrancadas en mi fuerte defensa, nunca nadie había conseguido penetrar mi gran defensa en todos los años que llevo como ninja. La emoción que tenía me hizo esbozar una pequeña sonrisa, el combate parecía que iba a ser bastante interesante, pude notar como los espectadores veían la contienda totalmente asombrados. Ahora mismo me encontraba siendo protegido por mi dura cobertura de madera, me era imposible divisar a mi enemigo y el no me podía divisar a mí así que decidí seguir con lo que tenía pensado, en caso de fallar me pondría serio de una vez. Por ahora ambos mostrábamos una ligera exhibición de ataques que solamente nos servía como un ligero calentamiento.



Fin de Flashback


-¡AINYYYYYYYYYY -SAMAAAAAAA! - Una voz de un pequeño hombre hizo que volviera a la realidad, mis recuerdos se veían colapsados por la interrupción que me dio aquel chiquillo, su voz era bastante fina, no era la de Haru, era una voz sumamente desconocida para mi ser. Me di vuelta para poder identificar a aquella persona, cuando lo hice no pude ver a nadie. – Ainy-sama necesito ayuda - La pequeña voz venía desde el suelo, agaché mi cabeza y allí estaba esa persona, un pequeño niño de alrededor de los seis años, era bastante bajita para su edad, apenas me llegaba a la cintura. - Mis padres han sido secuestrados por un grupo de bandidos, necesito su ayuda. - Dijo mientras derramaba unas lágrimas, la pequeña parecía bastante inteligente, seguramente se había colado en el edificio para hablar conmigo. - Descuida yo me encargaré de ello, ¿En donde fue el acto? - Dije mientras fruncía mi ceño, de mi ser había surgido una inquebrantable ira, la acción de aquellos bandidos sería sumamente castigada, mi sentencia recaería sobre aquellas personas.

- Oye vuelve aquí, no puedes entrar a este edificio sin autorización. - Un guardia venía corriendo hacia nosotros con la intención de llevarse a la chica que había venido a pedir un poco de ayuda, esta se escondió detrás de mí ante el acercamiento del guardia. - Espera, está conmigo no te preocupes - El guardia que sorprendido ante mi declaración dio una firme reverencia y se retiró silenciosamente. - Por cierto, ¿Cómo te llamas? - Pregunté esbozando una forzada sonrisa. Era importante tratar a los niños de la aldea con bastante amabilidad, no deseaba para nada que estos tuvieran una mala impresión sobre su líder. - Me llamó Yukiko... siento haberme metido aquí sin permiso pero es que... - Enunció la pequeña, esta parecía preocupada por su acción que a pesar de haber estado mal, se encontraba totalmente justificada. - No tienes porque disculparte tu acto está justificado, mi nombre es Ainy HellGates pero puedes llamarme como más te guste, súbete en mi espalda, guíame hacia el crimen - Dije mientras acariciaba la cabeza de el niño, era momento de entrar en acción, dejaría el entrenamiento para después. 

Por ahora bajé las enormes escaleras a gran velocidad hasta llegar al segundo piso del la colosal construcción, seguidamente salté por una de las ventanas aterrizando en un edificio que estaba cercano. Una vez allí puse camino hacia la entrada de la aldea, tenía que darme prisa antes de que ocurriera alguna tragedia. Tendría que imponer un buen castigo a los secuestradores, no permitiría tal acto en mi aldea && menos que interrumpieran mi sueño HellGates & sus últimos pasos como espadachin.


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