Iron Broken {Entrenamiento}

Cada paso dado presentaba una nueva batalla, una lucha constante contra el cansancio que sacudía su cuerpo y evitaba que el objetivo en sus manos llegara a buen fin. Por cada nueva bocanada de aire contenía cientos de maldiciones mientras sus dedos trataban de trabajar sobre el acero a sus pies, no por el uso del "tacto", sino por algo más sutil y a su forma, complicado. Los flujos de chakra se cruzaban unos con otros en torno aquel objeto sin aparente resultado, uno tras otro iban perdiendo fuerza hasta no quedar más que una pequeña sombra de su fuerza inicial. Pero como todo esfuerzo, no fué todo en vano; en un comienzo, se podía observar un ligero temblor en el objeto, pero poco a poco sus cambios comenzaron a ser más perceptibles.

Con lentitud, el trozo de metal comenzó a doblarte en sí mismo, y en el mismo momento de alcanzar su punto límite, ascender en el propio aire, inestable. A medida que los segundos se convertían a minutos, su pequeño balanceo comenzó a estabilizarse, quedando como un objeto plenamente inmóvil en el aire. Otra bocanada de aire. Al acero cae con un sonido sordo al suelo. Con el sabor agrio de su incapacidad en los labios, el joven se dejó caer bajo el abrazo protector de un árbol. Le dolía la cabeza y nada le hubiera agradado más que abandonar ese pedazo de metal en el bosque, pero no, debía demostrar más voluntad.

Retomando sus esfuerzos tras concederse un tiempo de descanso, para reflexionar y aliviar la tensión de sus músculos, se enfrentó a unos resultados más favorables. Tras probar con modificar el magnetismo del metal y hacerlo levitar, así como manipularlo en el aire de diversas formas, empezó a trabajar sobre su propia forma. El trozo de acero es apenas una lámina rectangular de peso medio, en principio sus modificaciones, hechas de la forma idónea, deberían adoptar la forma deseada aunque simple. Así pues, comenzó a afinar los bordes de su extremo superior, mientras que comienza a estrechar la zona interior. Pronto tomó la apariencia de un Kunay tosco y romo, inservible para una batalla real, así que continuó con sus esfuerzos; afinó al limite sus bordes y dio firmeza a su contorno asta enfrentarse a una verdadera obra, un verdadero Kunay.

Bien, superada aquella fase "básica", es evidente que se debe pasar a palabras mayores. Tras buscar en su pequeña bolsa los instrumentos correspondientes, el joven lanzó al suelo un puñado de Kunays y agujas. Entonces comenzó su trabajo; una danza que aunque al principio es torpe, comienza a ganar confianza con cada nuevo paso. Los utensilios se elevan, cortan el aire y se clavan con firmeza sobre diversos árboles en aquella práctica sumamente instructiva. Acababa de dominar una de las ramas más peligrosas del ninpo. El magnetismo.

Arte Magnético: