Daizo [ID]

Enmarca rasgos finos y delicados, sin embargo, tiene una apariencia delineada en lo lúgubre. Tiene piel clara llegando a ser de una tonalidad pálida. Tiene además, sus uñas completamente pintadas de negro. Lleva usualmente una gabardina blanca abotonada que cubre completamente su cuerpo. Otro aspecto que destaca de su apariencia es la máscara negra con la cual cubre su boca y nariz, la cual además lleva incrustados una serie de púas de metal que caen de forma vertical. Sus ojos son de color negro, y parecen mirar permanentemente a la nada. Lleva el pelo largo y suelto, con su largo flequillo dividiéndose en dos, acentuando así su rostro.

No es alguien muy expresivo y es usualmente aislado, no suele sentir culpa, miedo o angustia, de hecho, no podría recordar algún momento en su vida que lo sintiera. Es controlador y obsesivo, todo lo que haga tiene que ser perfecto e impecable. Aunque sea casi inexpresivo por su cuenta si se le induce a una conversación puede llevarla o inclusive si siente deseos de combatir él tomará la iniciativa para acercarse. Disfruta del combate, combatir es su estilo de vida, pues es la única actividad que le permite jugar con sus marionetas. Suele combatir por diversión pero no suele ser sanguinario, solo cuando tiene un buen argumento (para él) mata a otra persona. Ahora que se menciona esto hay que resaltar que solo pueden haber 2 causas para que Daizo asesine a alguien: la primera sería si hay alguna razón justificada, por ejemplo un duelo a muerte, si él no asesina será asesinado, la segunda causa sería el desbordamiento de su deseo por sangre, pues es hematofílico, por lo que siente atracción sexual hacia la sangre, puede inclusive llegar al punto de tener que asesinar para poder ver la sangre, tocarla y sentir placer, aunque no es algo que suceda a menudo. No es alguien que se rige por la idea de ganar a los demás, sino más bien asustar a los demás, le encanta causar terror en las personas que se enfrenten a él.

Su familia eran nómadas del País del Viento, creció junto a su padre, pues no recuerda a su madre, quien se desvaneció, sin dejar rastro alguno, solo se separó del hombre que la maltrataba todos los días, abandonando a su hijo de tres años. Su padre aceptó cargar con la responsabilidad de cuidar a Daizo, quien ahora formaba parte de un círculo de marionetistas. Le enseñó todo lo que sabía sobre marionetas y el Kugutsu. Con los años mejoró su habilidad e inclusive ya podía crear sus propias marionetas. De vez en cuando sentía ciertos impulsos, que lo llevaba a matar animales mientras veía su sangre correr, se sentía bien para él, sin embargo su padre solo pensó que se trataba de una afición por la cacería, algo que él consideraba una buena actividad para combinar con el Kugutsu. El movimiento del grupo lo llevó al País del Agua, donde los marionetistas duraron poco pues una plaga de pulmonía los acabó, debido a las condiciones climáticas del país, al no contar con medicamentos uno a uno murieron, a excepción de Daizo, quien fue el único que pudo adaptarse a la humedad y el frío. El joven fue acogido en la aldea oculta en la niebla, cuyo recibimiento tendría que pagar formando parte de la milicia de la aldea.