Chandra Nalaar, la llama de la destrucción.

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♠ NOMBRE: Chandra Nalaar
♠ APODO: Cerilla
♠ EDAD: 15
♠ GENERO: Mujer

♠ ESPECIALIDAD:Ninjutsu
♠ ELEMENTO:Katon

♠ ALDEA: Iwagakure
♠ CLAN:  Shirogane
♠ RANGO: Gennin

♠ DESCRIPCIÓN FÍSICA: Pelirroja y con la cara llena de pecas y siempre tiene tiempo para el carmín rojo de sus finos labios. Su estatura roza los 1,60 por lo que no es bastante alta para su edad, el pelo le mide unos veinte centímetros mas allá de los hombros, ondulado. De cuerpo pesa unos 45 kilogramos a lo sumo, estando bastante delgada para conseguir una buena figura.

La piel blanca de su cara contrasta con la rojez de sus pecas y sus siempre maquillados labios, unos hombros firmes, que no musculosos, dejan caer unos finos y delicados brazos hasta unas cuidadas manos. Desde la traquea, aproximadamente cuatro dedos mas abajo por una suave piel comienzan dos pechos perfectamente formados, sobresaliendo a penas del contorno del cuerpo y apretándose un poco entre ellas por el centro, dejando un contorno de talla global 95.

Por debajo de estas, un estrecho abdomen en el que nunca ha habido ni habrá ninguna clase de bello corporal une todo el tronco de la chica a unos marcados glúteos dignos de admiración, caderas un poco mas anchas de lo que a ella le gustaría pero sin llegar a “rellenita”, y por último dos piernas algo mas musculadas que el otro par de extremidades, dado que la vida de Chandra siempre se ha basado en el movimiento, le dan un toque atlético a la figura, que no musculado, estrechándose paulatinamente hasta los tobillos de bailarina de ensueño y unos pies perfectamente cuidados.

A remarcar de su figura el color rojo en sus 20 cuidadas uñas.

Su ropa en general metálica, cubre casi por completo su figura, basada en una cota de malla de cuello a cintura, recubierta de placas de aluminio para aportar algo de ligereza al conjunto. Las mangas y guantes del conjunto son de cuero rojo. Las piernas están parcialmente tapadas por una pequeña falda estilo medieval compuesta de tres partes donde los laterales son bastante largos, hasta las rodillas y la central lo suficiente como para tapar lo necesario. Además quedan cubiertas de mitad de muslo para abajo gracias a sus botas rojas equipadas con refuerzos metálicos.

Y por ultimo y por supuesto mas importante, las gafas estilo científico radiactivo del siglo 19 que nunca, bajo ningún concepto se quita (salvo para dormir).

imagen adjunta:

♠ DESCRIPCIÓN PSICOLÓGICA: Chandra Nalaar, su descripción psicológica es muy simple. Podría resumirse en un par de palabras. Para empezar explosiva, dada su grave inestabilidad emocional, así como su pasión por ver arder todo aquello que se considere inflamable. Es un alma libre a la que no puedes enjaular, no soporta los espacios estrechos, salvo que sea dentro de un circulo de llamas por supuesto. Su piromanía llega a limites insospechados, tanto que sus armas se centran en el fuego y el explosivo tanto para la defensa como para el ataque al son de: “¿Cuàl crees que es mejor disuasión: un foso de agua o uno de fuego?” –Chandra Nalaar.

Tras eso debemos tener en cuenta su volatilidad como el queroseno, pues no solo hemos de tener en cuenta su gran explosividad, también su volatilidad. Como un alma libre ha de ir donde la lleve el viento. O mas bien donde la manden sus misiones, aunque tenga cierta tendencia a tratar de elegir sus propias misiones por su cuenta y riesto.

Para terminar, su otro gran rasgo que también similar al fuego, es su gran pasión por lo que hace. Adora quemar, adora explotar y siempre acaba lo que empieza, cual llama devorando lenta y paulatinamente un tronco, seguirá incansablemente hasta que termine o deje de respirar en el intento.

Por supuesto su pasión se puede aplicar a otros ámbitos no solo en el de la destrucción, pero eso es otro tema.

♠ GUSTOS: El crepitar del fuego, el ondular de las llamas, el olor a quemado y combustión. Sentir el calor del sol abrasador en su piel, la luz de una hoguera en su cara. Notar como se consume algo entre sus dedos. Además de correr y ser el centro de atención.

♠ DISGUSTOS: Para empezar, el frío, la nieve, la oscuridad y la soledad. Por supuesto leer, odia cualquier cosa relacionada con el estudio o el papel (salvo el explosivo o el de sellado) Tiene una gran aversión a la suciedad y las ratas, a pesar de que le divierten mucho los chillidos de estas cuando arden.

Original de un poblado cercano a la villa de la arena, me crié con mi tía, una kunoichi de avanzada edad dado a que mis padres perdieron la vida en la guerra, cuando yo aún era un bebé.
Así que de pequeña caminaba media hora en línea recta a través del desierto hacia el sur todos los días para llegar a las murallas de la gran villa de la arena, donde todos los días aquellos amables guardias, un poco tocados por el sol, comprobaban quién era y me daban acceso para que fuese a la academia. Lugar en el que me sentaba en segunda fila y jugaba con mi rojizo pelo hasta que pasábamos a las lecciones prácticas, donde mejoraba notablemente. La cosa es que no era difícil mejorar mis exámenes escritos ya que era con diferencia la peor de la clase en la teórica. Pero en cambio si se me daba bien el ninjutsu básico de la escuela y sobre todo el manejo de armas. Mi especialidad.

En verdad los días en la academia estuvieron bien, no sacaba buenas notas pero era de los mejores de la clase con las armas y me defendía bastante bien con los jutsus, además al ser pelirroja, casi todos los chicos de la clase se fijaban constantemente en mi, y como a mi me encantaba ser el centro de atención, me lo pasaba bomba. A pesar de los castigos, dado que el sensei daba por echo que los provocaba a posta… Así que aprendí el marionetismo en casa con mi tía. En la academia, al ir bastante sobrada en las clases practicas, me enseñaron también a usar mi chakra elemental, pero al ser obviamente el Katon, desató mi fuego interior y en poco tiempo comenzaron los accidentes hasta que en un par de semanas, quemé la mitad de mi poblado. Procurando bastantes muertos, mi tía entre ellos.

Aterrada y llena de culpa huí sin saber que hacer, con una única dirección, la opuesta a la aldea de la Arena, hasta que días después, deshidratada y medio muerta se acabó aquel inhóspito y extenuador desierto. Frente a mi un nuevo país, una nueva aldea y una nueva vida. O eso esperaba.