Y la noche llegó a su fin~

por **Nao Nobotsuna** 2014-10-07, 1:24 pm

3 Años atrás~~

Había pactado el día en que lograría huir de aquel lugar, aun no sabía cómo lo haría, en quien se apoyaría o qué pasaría en caso de lograrlo, pues no tenía lugar al cual dirigirse. La noche caía despacio y mientras aquella cueva llena de esclavos caía bajo las sombras, los ojos del chico se encendían en medio de la desesperación, midiendo el tiempo, esperando el momento ideal para poder escapar. El espacio era realmente reducido, ahí solo cabía una persona “cómodamente”, de medidas de dos metros cuadrados. El piso totalmente en bruto y el lugar para dormir era ese mismo. La única entrada era intervenida por una reja que iba desde el piso al techo, la cual bajaba de forma lenta cada que venían a inspeccionar al chico. Esto último sucedía cada 10 días, y ese día era el planeado para su huida. Todo estaba listo, pensado, solo faltaba que a las 12 de la noche la guardia hiciera un cambio de turno y se empezara a revisar celda por celda que a la fecha todo estaba en orden.

Hubo un instante en el que todo pareció quedarse en silencio, tanto, que parecía aturdir, era una locura, pero aquello era lo que indicaba que Naoki debería estar listo. Luego, varios trotes se empezaron a escuchar. En ese momento, el chico se hizo el dormido con sus manos aparentemente vacías, pero había algo en una de ellas, la que daba precisamente con la pared. Alguien entró a su celda, parecía nuevo en aquel trabajo, pues se notaba nervioso a los ojos de quien tendido en el piso se veía inofensivo. Se acercó despacio, mientras que el pequeño, con sus ojos entrecerrados analizaba por completo su próxima movida. Aquel sujeto se agachó, ahí, Naoki abrió los ojos para darle un puñetazo con total avidez, dejando al contrario asustado y totalmente desconcertado, tanto que ni sus armas pudo sacar como si lo había hecho Naoki, en su mano, una piedra tomada de alguno de los rincones; la había pulido por años y ahora estaba lista.

El contrincante del más bajo había terminado con aquella piedra afilada clavada en la garganta, dejando la cara del chico bañada en aquel líquido de color carmesí, a la vez que quedaba sin habla luego de soltar un quejido que solo el pequeño pudo escuchar. Así era el, todo un asesino a sangre fría, estaba en sus venas. Hecho esto, se dirigió a la salida con tranquilidad, mientras que su mirada se perdía y parecía nublarse por completo. La inconciencia y la bestialidad habían tomado parte en su cuerpo, nadie supo cómo, pero aquel chico había sacado fuerzas desde lo más recóndito de su alma, había liberado todo aquel rencor y por sorpresa había tomado a todos aquellos guardias nocturnos y dejado en libertad a cientos de niños que también estaban con él en deplorables condiciones.

Al salir en medio de la noche, todos desubicados tomaron rumbos diferentes, el de Naoki, fue un lugar montañoso y escondido, en donde la niebla arropaba su cuerpo y los harapos que tenía puestos. El frío del lugar logró calmarlo un poco, había caminado muchísimo, alrededor de 6horas. El sol comenzaba a dar sus primeros rayos de luz, lo sabía por la claridad, pero no sentía ninguno, ahí solo había neblina. Así continuó un poco más, hasta dar por fin con unas enormes puertas que se alzaban varios de metros, enmarcadas y en su parte superior un enorme símbolo tallado. En aquel momento, el pequeño esbozó una palabra muda, solo sus labios se movieron antes de quedar tirado en el piso. Aquello había sido a la vez un grito desesperado, uno que solo la niebla entendería: ¡AYUDA!