Let's Play Up..'

Posee unas pupilas de tonos claros, azulados con leves destellos acompañado por un brillo verdoso mezclado de éstos, levemente especial; perfectamente marcados y profundos, posee un cabello medianamente corto en todos los ángulos posibles, con tonalidades claras predominando el color moreno en su totalidad, lustroso y brillante; acostumbra a traerlo despeinado, haciendo una vista algo desordenada de su apariencia, dejando varios flecos a penas por delante de sus ojos y frente, al igual que por los costados. Mientras que en la nuca, el último mechón seria hasta la mitad del susodicho cuello. Su cara tiene rasgos simples y su sonrisa tiene un aire malévolo a la hora de planificar algo o en el acto de la lucha. Su cuerpo acompaña una tez no muy pálida, sin llegar a ningún extremo de palidez absoluta o moreno. Es brevemente atlético, muy erguido al caminar, tiene la espalda ancha y marcada, tampoco exagerando junto a su 1,86 m de longitud y 67 kg de peso. Su cuerpo en sí mismo y brazos están bien marcados y trabajados, sólo lo necesario, al menos para él.

Normalmente Sylver tiende a mostrarse serio como tal, sin llegar a ser frío del todo. Pocas veces es alegre, por no decir apenas que en muy escasas ocasiones en su vida ha sonreído de verdad, sin ser una vil mentira o por conveniencia. Pese a lo dicho, es capaz de manipular sus rasgos y peculiaridades para así contentar al personal o por conseguir algún objetivo que se proponga, pudiendo crear varias facciones de su personalidad, sin saber qué motivos puede querer o cual es su verdadera psique. Digamos que es un estratega y táctico mas que excepcional por los datos mencionados con anterioridad. Tiene un gran afán ganador y dotes de liderazgo. Por sí mismo, no suele ser muy sociable, pero si la situación o que él mismo sienta que lo amerite, lo será, como es comprensible. Habitualmente da una impresión de pasotismo en los demás, también con una calmada actuación al igual que en su forma de pensar. Suele analizar todo, absolutamente todo lo de su alrededor, dejando varios caminos para decidir. En el sentido de la lucha, es aún, si cabe, más frío y calculador, sin escrúpulos en casi todo lo que hace. Sin embargo, si él mismo se lo propone, es capaz de proteger y dar todo por una/varias persona/s. Es propenso a ser vacilesco si la situación lo requiere, mayormente en una confrontación entre una o diversas personas/seres.

Aunque le cuesta entablar una relación cordial, si es para entrenar o algún tipo de misión, se debe de resignar a ello. A cumplir su deber, al menos por ahora. Sin embargo, si ejerce un lazo de amistad por ejemplo, de verdad se llegaría a comportar relativamente como un "igual". Su verdadera aptitud es bromista, liante, simpático, cálido...los méritos para llegar a romper esa capa principal, no son claros. Pues depende de como se comporten y adquiera el shinobi la confianza con el contrario. Puede ser desde horas hasta meses. Demasiado relativo, sin embargo no suele demasiado en, una amistad, perder esas facetas de "robot". Si es frío, distante, cordial, es simple y llanamente porque carece de confianza con el ajeno.

Entrando en materia, tal como si fuese, la vida en su esplendor un juego, Syl tiene una capacidad casi innata para elaborar estrategias y/o tácticas, al igual que analizar todo tipo de situaciones. Se suele errar en decir "movimiento", porque movimiento es un paso de una minúscula táctica mientras que una estrategia es, en sí, un algoritmo enumerado de forma explícita, involucrando movimientos ajenos y propios. Nuestro protagonista es tan hábil en dichos apartados que es capaz de elaborar estrategias confusas para la verdadera, similar a una tapadera o cambiar de aptitudes para el cumplimiento de ésta y/o éstas. Pero el estratega no tiene una forma unidimensional de pensamiento, es mas bien un pensamiento diverso, variado y pocas veces previsible, pues es una forma de pensar que se mueve de forma tridimensional en su entorno, es decir, desde cualquier minuciosidad que logra captar, empiece a atar cabos y más cabos hasta dar con una estrategia funcional. No ya solo en el ámbito de la lucha, si no en cualquier momento que se desarrolle la ocasión. Ya que, sino existen condiciones en el medio para el estratega, él las creará y les dará forma. Después de todo él no tiene definida una forma estática de pensar y proceder. Puede ser león que ataca ferozmente en el mundo, o puede ser camaleón que se mimetiza, para pasar desapercibido mientras avanza y deja atrás a su competencia. El estratega puede ser un perro que olfatea de lejos su oportunidad, y sigue el rastro a los acontecimientos pasados, presentes y los que se ven venir. Puede ser un astuto felino que se oculta al acecho y en medio de la oscuridad cuando el mercado es turbulento mientras que sigilosa y repentinamente cae sobre su competencia, dejándola en la retaguardia o sacándola de su camino. El estratega es esa hormiga que trabaja en el verano, pues seguramente la llegada del invierno no le tome por sorpresa. El estratega es el tiburón temido en las profundidades del abalorio y amorosas, el estratega es el águila en las alturas que certeramente lanza sus ataques y obtiene resultados efectivos en cualquier ámbito aplicable. El estratega es la pequeña semilla de mostaza germinando en medio de los grandes árboles del bosques ya que su exactitud supera con creces las ajenas. Por fuera es débil como una rosa, más sus espinas, interiorizadas en forma de una mente punzante, pueden portar el más amargo de los venenos.

Todo se remonta al nacimiento de nuestro protagonista en cuestión, aunque los datos no son exactamente cuerdos y coherentes, se sabe a ciencia cierta que sus padres de sangre le abandonaron el primer día, desde ese momento en el cual él saca su cabecita indefensa, repleto de sangre mientras la progenitora gime de dolor "gracias" al parto. Bastando de explicar hechos casi irrelevantes, nos tornamos en el suceso que más recuerda Seujiro: abriendo sus frágiles ojos, envuelto en una sábana blanca en un tono puro de blanco y notando como le cogían el brazo. Con una nota adherida a su pequeño estómago que nombraba al bebé como "Tetsuya". Él mismo estaba consciente de que no eran ninguno de sus dos padres, si no por el contrario, un tacto nuevo. Y, en efecto...esas manos serían las que le cuidarían toda su vida o hasta que el ajeno dejase de respirar en esta vida. Se llamaba Lucas Sylver. Un nombre algo extraño y...¿ese apellido, lo recordáis? En efecto, es el que tomó Sylver "Junior", ya que se desconoce los dos apellidos completos. Lucas no era su padre y menos su madre, era una mezcla de los dos; su profesor, su maestro, el referente paterno y de como debía seguir viviendo tras, si llegara a suceder, la marcha de éste.

Su infancia estaba atrapada, echando raíces por fuera sin explotar ninguna facultad de conocimientos. Ya que Lucas únicamente le adiestró en apartados farmacéuticos, aunque su idea actual sea completamente vaga. Digamos que su sensei le enseñó los valores de la lucha, del poder y todo lo que represente como anexo. Nació en Sunagakure y ahí conoció a sus dos mejores amigos que aún seguirán vigentes con esa historia. Se llaman Ryudan y Isshin. Su amistad fue bastante dura a pesar de todo pues éstos entrenaron juntos en los tiempos mozos y jamás se separaban. Sin embargo, debido a la economía, dos se tuvieron que alejar: Sylver y Isshin, quedando Ryudan en el país del viento. Los tres prometieron la llegada, la reunión y no precisamente tarde, si no totalmente al contrario.

Más tarde, con trece años de edad, una noche de invierno y claramente pasada con su maestro...al abrir sus pequeños ojos, descubrió que había desaparecido. Los signos decisivos siguen en el aire tras cuatro años de incertidumbre, mas debe de sobrellevarlo e incluso ya lo puede lidiar perfectamente. Su vida gira en torno a los propios objetivos.